¿Qué es la Brujería?

La historia de la brujería es un tema complejo que abarca varios siglos y está presente en todas las culturas. En general, se refiere a la creencia en la existencia de personas con poder o bien conocimientos de lo sobrenatural o magia, y a las prácticas y creencias relacionadas con estas habilidades.

Durante la Edad Media europea, se desarrolló el estereotipo más común y que cuya imagen aún perdura en la narración de occidente una creencia popular en la existencia de brujas. Se creía que estas personas (mayoritariamente mujeres) tenían poderes maléficos y podían causar daño a las personas y a los cultivos mediante la realización de hechizos y rituales.

En muchos casos, las personas acusadas de brujería eran mujeres solteras, ancianas o marginadas sociales, y se les acusaba falsamente. Muchas veces las acusaciones eran el resultado de una venganza personal o de un intento de deshacerse de una persona molesta o indeseable.

Es importante mencionar que estas acusaciones y juicios por brujería no eran un fenómeno exclusivo de Europa, sino que también se dieron en otras partes del mundo, como en America Latina, Africa, Asia y Oceanía, con variaciones culturales y contextos diferentes.

Magia, Brujería y Hechicería.

La magia, la brujería y la hechicería son términos que a menudo se usan de manera intercambiable, pero tienen algunas diferencias importantes.

La magia se refiere a la práctica de utilizar rituales, hechizos y simbología para lograr un cambio en el mundo físico o en la percepción de uno mismo. Puede ser positiva o negativa, dependiendo del objetivo del practicante. La magia se puede encontrar en muchas culturas y tradiciones a lo largo de la historia, y suele estar relacionada con la religión o la espiritualidad.

La brujería, por otro lado, se refiere específicamente a la creencia en personas que tienen poder sobrenatural y que utilizan este poder para causar daño, para beneficio propio y a través de encargos buscan influenciar los resultados naturales a través de tratos con fuerzas sobrenaturales a menudo negativas. La brujería es vista como algo maléfico, y las personas acusadas de practicarla a menudo son perseguidas y castigadas.

La hechicería, en cambio, se refiere a una práctica mágica que se relaciona con la magia negra y el maleficio. Se basa en la creencia de que es posible causar daño a otras personas mediante la realización de rituales o conjuros malévolos. La hechicería se ha relacionado históricamente con la magia negra, que se considera negativa y se utiliza para causar daño o destruir a otras personas.

La cultura y narración europea y occidental a grandes rasgos ven la magía y la apelación e interperlación de favores a fuerzas divinas como una práctica válida e incluso recomendada. Mientras que la brujería era la magia accesible por las clases bajas sin recursos económicos.

Dicho de otra manera la magia es a veces vista como la posibildiad de acceder a fuerzas, favores y recursos sobrenaturales de fuerzas divinas, naturales, positivas o neutras, mientras que la brujería implica el mismo acceso a favores pero mediante la utilización de fuerzas de menor grado divino y a veces obscuras. Esta polaridad de bien y mal sin embargo también ha dado pie a la extensión o inclusión de terminos de “Brujería de Magia Negra” (Negativa) y “Brujería de Magia Blanca” (positiva). La Hechicería abiertamente se interpretaba como la apelación directa a fuerzas malignas para conseguir favores.

Es importante mencionar que la diferencia entre magia y brujería no es universal, pues en algunas culturas o tradiciones, no existe una distinción clara entre estos dos conceptos. Es posible el adecuado entendimiento de los términos como magia y brujería pueda estar más bien limitado por el lenguaje y una adecuada compresión de las prácticas de la brujería a través de la cultura requiera un estudio profundo de cada caso en su idioma natal.

También vale la pena recordar que el marco heúristico occidental se encuentra modelado por la fe cristiana que clasifica toda práctica pagana, herética, de hechicería y de brujería con las fuerzas demoníacas antagonistas al dios creador Judeocristiano.

Origen del término.

El término “brujería” es una palabra de origen germánico que proviene del término antiguo “bruja” que a su vez proviene de “bruotan” que significa “maldecir” o “hechizar”, y se utilizó por primera vez en Europa durante la Edad Media y del Del hispano-céltico “bruxtia”  o “brixtían” el significado de ‘encanto, hechizo’, cognada con el irlandés antiguo “bricht“, encanto, y el bretonés antiguo “brith”, magia. Compárese el portugués “bruxa“, el catalán “bruixa2 y el occitano “bruèissa“.

Durante este periodo, la creencia en la existencia de brujas y en su capacidad para causar daño mediante la realización de hechizos y rituales se convirtió en una creencia popular y se desataron cazas masivas de brujas.

Sin embargo, es importante destacar que la creencia en seres con poder sobrenatural o magia, y en las prácticas relacionadas con estos poderes, es un fenómeno que se ha dado a lo largo de la historia y en diversas culturas. Por ejemplo, en la antigua Grecia se creía en la existencia de magos y hechiceros, y en la antigua Egipto se practicaba la magia religiosa y se creía en la existencia de hechiceros y chamanes. Es por esto que es difícil determinar un momento preciso en el que se empezó a utilizar el término “brujería” ya que ha sido utilizado a lo largo de la historia con variaciones culturales y contextos diferentes.

Brujería

Es posible que las brujas sean tan antiguas como la raza humana, la presencia de tantas raíces etimológicas similares dapaso a interpretar que su origen sea proto-indoeruopeo.

Es importante reconocer que el concepto moderno de la palabra “bruja” a menudo se usa para referirse a una mujer con acceso a poderes o conocimientos sobrenaturales y cientos o miles de variantes o adjetivizaciones se pueden encontrar en todas las culturas y todas las épocas sin embargo no necesariamente las implicaciones u objetivos de los otros idioma sea el mismo.

Según Guy Bechtel, en todos los tiempos ha habido varones y mujeres que decían tener poderes y practicar la magia. Desde sacerdotes hasta emperadores se arrogaban el título de mago. Había funcionarios estatales que trabajaban de adivinos o augures y se dedicaban a augurar quien sería el vencedor en la batalla. Eran los magos. La brujería, en cambio, ejercida por gente de menor nivel cultural y económico, era vista como un subproducto de la magia.

La gente recurría a los brujos y brujas para ahuyentar la mala suerte o mejorar las cosechas. En los principios se trataba de una brujería benéfica. Las brujas o brujos practicaban la llamada magia blanca. Esto se veía en Occidente tanto como en Oriente: en la Antigua Roma, en la Antigua Atenas, en el Antiguo Egipto e incluso en África existían talismanes contra el mal de ojo, amuletos, hierbas mágicas y pociones. Recién con el cristianismo aparece el concepto de brujería como herejía religiosa ligado principalmente a las mujeres, y el mago (magus) va dejando lugar al brujo (maleficus), con lo que el combate contra la magia se convierte en sinónimo de lucha contra el paganismo.

¿Por qué las brujas son mayoritariamente mujeres?

La asociación de la brujería con las mujeres se ha dado a lo largo de la historia y tiene varias raices culturales y sociales.

Miéntras que la magía era realizada por los llamados nigromantes en la corte papal o real, que utilizaban conjuros para el control de los demonios, los magos poderosos eran del sexo masculino. Sin embargo, cuando los teólogos escolásticos condenaron estas prácticas, argumentando que si los demonios proporcionaban servicios al mago era porque esperaban algo a cambio, fue entonces cuando el mago-señor se transformó en bruja-servil.

El género del malhechor cambió y los brujos se convirtieron en su gran mayoría en mujeres. Es importante mencionar que estas afirmaciones son a menudo producto de estereotipos y prejuicios históricos y no necesariamente reflejan la realidad.

Además los puestos de sacerdocio, magos, shamanes y nigromantes con frecuencia quedeban reservados a las altas esferas de gobernantes, clérigo y acaudalados, es decir que solo aquellas personas con recursos podían acceder a serviciosde magía, después de todo la abundancia era frecuentemente interpretada como conseguir el agrado y el benepláctio de los dioses.

La brujería era por otra parte reservada para los escaños inferiores de la sociedad. Sus métodos, aliados, formas, ingredientes y conocimientos ofrecían a las clases bajas una alternativa más barata y accesquible para negociar con fuerzas sobre naturales, siendo así también las fuerzas que estarían dispuestas a negociar serían inevitablemente fuerzas maliganas.

Algunas de las razones principales son las siguientes:

Aquelarre
  • La creencia en la inferioridad de las mujeres: Durante muchos siglos, las mujeres han sido vistas como inferiores a los hombres en términos de inteligencia, habilidades y virtudes. Como resultado, se creía que las mujeres eran más propensas a caer en tentaciones como la brujería, ya que se les consideraba menos capaces de resistir la tentación del mal.
  • La asociación de las mujeres con la naturaleza: Durante mucho tiempo, las mujeres han sido asociadas con la naturaleza y con los ciclos de la vida y la muerte. Como resultado, se creía que las mujeres tenían un conocimiento innato de las plantas y las hierbas, y que podían utilizarlas para curar enfermedades o causar daño.
  • La asociación de las mujeres con la religión: Durante la Edad Media, las mujeres eran muy activas en la religión popular y se les consideraba especialmente devotas. Sin embargo, esta devoción se volvió en contra de las mujeres cuando se empezaron a acusarlas de practicar la brujería y de adorar al diablo.
  • La asociación de las mujeres con la marginalidad: Muchas de las personas acusadas de brujería eran mujeres solteras, ancianas o marginadas sociales, que no encajaban en el modelo de mujer tradicional de la época.
  • La asociación de las mujeres con la sexualidad: Las mujeres han sido históricamente vistas como más propensas a la promiscuidad y a la lujuria. Esta creencia se ha relacionado con la brujería ya que se consideraba que las brujas eran mujeres lujuriosas que se relacionaban con el diablo.

Brujería y Hechicería Judeocristiana.

En la Torá (equivalente al Antiguo Testamento cristiano) no aparece el concepto de “brujería” con el significado y las connotaciones que se desarrollarían en el medioevo europeo. Lo que se prohíbe concretamente es la magia o hechicería (en hebreo kasháf, ‘la que susurra’), es decir, la práctica de, mediante invocación de dioses o espíritus o mediante fórmulas mágicas, tratar de influir sobre personas y acontecimientos futuros.

En esto difiere la magia de la adivinación, pues esta última solo trata de descubrir acontecimientos futuros, no de influir en ellos o cambiarlos. En suma, los hechiceros mencionados en la Biblia no son satanistas sino sacerdotes más o menos formales de cultos de esa época, tanto de Egipto, Babilonia y Persia.

En la Torá se establece que la hechicería debe ser castigada con la pena de muerte: “A la hechicera no la dejarás que viva” (Éxodo). Es de notar que, al igual que en la Grecia y Roma clásicas, la brujería aparece como una actividad mayoritariamente femenina.

Otras citas bíblicas (Levítico, Deuteronomio 18:11-12) indican que la principal actividad de estas hechiceras era la necromancia o invocación a los muertos. En el Primer Libro de Samuel 28:1-25) se relata la historia de la bruja de Endor, a la que Saúl, contraviniendo sus propias leyes, recurrió para invocar al difunto profeta Samuel antes de una batalla con los filisteos.

La bruja de Endor.

La bruja de Endor es un personaje mencionado en el Primer Libro de Samuel de la Biblia, en el capítulo 28, versículos 1-25. Según la historia, el rey Saúl de Israel estaba luchando en una batalla contra los filisteos, y estaba preocupado por el resultado de la lucha. Decidió recurrir a una bruja para invocar al espíritu del profeta Samuel, que había muerto, para obtener una predicción sobre el resultado de la batalla.

La bruja de Endor efectivamente invocó al espíritu de Samuel, quien le dijo a Saúl que él y su dinastía serían derrotados en la batalla contra los filisteos. Esta preducción se cumplió y Saúl murió en la batalla.

La historia de la bruja de Endor es considerada un relato de la Biblia que ha sido interpretado de diferentes maneras. Algunos lo ven como una advertencia sobre la práctica de la necromancia y la invocación de espíritus, mientras que otros lo ven como un ejemplo de la incapacidad de Saúl para confiar en Dios y buscar la orientación divina. Es importante mencionar que la práctica de la necromancia estaba prohibida en la ley de Moisés y esta historia podría ser un ejemplo de las consecuencias de no seguir las leyes divinas.

Saul consulta a la Bruja de Endor, imagen generada por AI por Imagine Paradise

Brujas en la antiguedad clásica.

En las antiguas Grecia y Roma la magia formaba parte de la vida cotidiana de sus habitantes, sus historías, mítos, leyendas y comportamientos inlcuían siempre elementos mágicos, divinos y fantásticos. Existía sin embargo una clara distinción entre distintos tipos de magia según su intención.

Bruja Circe
Circe ofreciendo un brebaje a Ulises, por J. W. Waterhouse.

La magia benéfica a menudo se realizaba públicamente, era considerada necesaria e incluso existían funcionarios estatales, como los auguers romanos y los oraculos griegos, estaban encargados de esta actividad.

Se atribuía generalmente la magia maléfica a hechiceras (en latín maléficae). Según los textos clásicos, se creía de estas hechiceras tenían la capacidad de transformarse en animales, que podían volar de noche y que practicaban la magia tanto en provecho propio como por encargo de terceras personas. Se dedicaban preferentemente a la magia erótica, aunque también eran capaces de provocar daños tales como enfermedades o tempestades. Estás hechiceras se reunían de noche, y consideraban como sus protectoras e invocaban en sus conjuros a diosas como Hécate, Selene, Diana entre otras.

Probablemente, las brujas más conocidas de la literatura clásica son dos personajes mitológicos, Circe y Medea. Las habilidades mágicas de ambas residen sobre todo en su dominio de las pócimas o filtros mágicos phármakon, en griego también origen de la palabra “Farmacia”.

Medea, que se presenta a sí misma como adoradora de Hécate, se convirtió en el arquetipo de la hechicería en las literaturas griega y romana. Hay menciones de brujas en las obras de Teócrito, Horacio, Ovidio, Apuleyo, Lucano y Petronio, entre muchos otros. Estos autores hacen especial referencia a brujas que realizan magia de tipo erótico.

Relacionada con la creencia grecorromana en las brujas está la figura de la estirge, un animal nocturno que es mitad pájaro mitad ser humano que se alimenta de sangre (y que resulta también un precedente de la moderna figura del vampiro). Además, esta creencia en las brujas también estaba estrechamente relacionada con la figura de la hechicera como una mujer soltera o marginada, lo que reflejaba las preocupaciones sociales y culturales de la época.

Estirge mitad ave mitad humano
Estirge mitad ave mitad humano, imagen generada por AI por Imagine Paradise

Los escritores antiguos fueron a menudo escépticos acerca de las presuntas facultades de las brujas y suelen presentarlas como figuras engañosas y peligrosas. Sin embargo, también se encuentran relatos que sugieren que algunas personas realmente creían en las habilidades mágicas de las brujas y buscaban su ayuda.

La iglesia católica y la brujería.

San Agustín de Hipona Saint Augustine. 1650. Philippe de Champaigne. Los Angeles County Museum of Art

En la Edad Media, la Iglesia Católica tomó un papel importante en la creencia y persecución de la brujería. Los padres de la Iglesia se mostraron escépticos sobre la realidad de la brujería. Agustín de Hipona dudando de la posibilidad de la metamorfosis y teorízó que los delirios de los brujos eran creados por el diablo. Sin embargo, el Código Teodosiano y el segundo Código de Justiniano prohíben la práctica de la magia y la consulta a astrólogos y adivinos. Los concilios también condenan la brujería y la magia como cultos paganos y declaran que matar a través de un conjuro es un pecado.

En la segunda mitad del siglo XIII, la percepción de la brujería cambia y se acentúa la preocupación por ella debido a la difusión de textos herméticos y a la idea de que los cristianos a veces permitían que el diablo se apoderara de ellos o de una parte de su ser.

La creencia en las intervenciones directas del diablo en la vida de los hombres se hace más real, evidente y repetida en la historia medieval. La preocupación llega al Papa, quien consulta a los teólogos, cuya opinión queda plasmada en la bula Super illius specula (de 1326), que equipara la brujería a la herejía.

Como resultado, las prácticas mágicas se convierten en un gran peligro para el género humano al desafiar los lazos de obediencia y suscitar la rebelión, convirtiéndose también en un crimen de lesa majestad humana y divina, justificando el procedimiento más duro y excepcional. Los eclesiásticos comienzan a creer seriamente en la realidad del fenómeno de la brujería y Tomás de Aquino formula la teoría de los demonios íncubos y súcubos para precisar la casuística de las relaciones sexuales entre humanos y demonios.

En la Edad Media, la Iglesia Católica y el poder político se unieron para perseguir a las personas acusadas de brujería. La Inquisición fue el instrumento principal para llevar a cabo estas persecuciones, que tuvieron lugar principalmente en Europa occidental y en América Latina. Durante estas persecuciones, se acusó a miles de personas, principalmente mujeres, de practicar brujería y de tener pactos con el diablo. Muchos de estos acusados fueron torturados, quemados en la hoguera o ejecutados.

En el siglo XVII, el pensamiento científico y racionalista comenzó a cuestionar la existencia de la brujería y la persecución de las brujas fue disminuyendo. Sin embargo, aún hoy en día, en algunas regiones del mundo, las creencias en la brujería y en la persecución de las brujas siguen siendo una realidad.

La reforma protestante y la brujería.

Los líderes protestantes, como Martín Lutero, creían en la existencia de brujas y defendían su persecución. Sin embargo, algunos protestantes, como el médico Johann Weyer, se opusieron a la caza de brujas y argumentaron que las acusadas eran en su mayoría mujeres ancianas que sufrían de “melancolía”.

Otros protestantes como Johann Jacob Wecker, Herman Witekind y Johannes Ewich también se unieron a esta crítica. A pesar de esto, las matanzas de brujas continuaron en áreas predominantemente protestantes, como en el sur de Alemania, Escocia y Lorena. Durante el período de la Guerra de los Treinta Años, se llevaron a cabo juicios masivos contra personas acusadas de brujería en territorios luteranos, en los cuales se ejecutó a miles de personas.

Abogados en favor de las brujas

Johann Weyer, médico protestante, fue una de las primeras personas en alzarse en contra de la persecución de brujas. En 1563, Weyer concluyó que las principales acusadas de brujería eran mujeres ancianas que sufrían de “melancolía”. Otros protestantes como Johann Jacob Wecker, Herman Witekind y Johannes Ewich también se sumaron a la lucha contra la creencia en la existencia de brujas.

Dentro de la Iglesia Católica, dos figuras destacaron en la lucha contra la caza de brujas: el español Alonso de Salazar y Frías y el jesuita alemán Friedrich Spee. En el año 1610, en la localidad de Logroño, Salazar llevó a cabo un enjuiciamiento de presuntas brujas y en su informe al inquisidor general concluyó que “no hubo brujos ni embrujados hasta que se empezó a hablar y escribir de ellos”, contribuyendo así a la abolición de las quemas de brujas en todo el Imperio español.

Durante los siglos XVI y XVII, Europa experimentó el período culminante de la caza de brujas, especialmente en el centro de Europa y las islas británicas, con cifras alarmantes de ejecuciones en países como Alemania, Escocia y Lorena. Durante la Guerra de los Treinta Años, se llevaron a cabo juicios masivos contra personas acusadas de brujería en la ciudad de Würzburg, en los que fueron ejecutadas más de 1000 personas.

La caza de brujas en Europa

La caza de brujas fue un fenómeno que se dio principalmente en Europa durante la Edad Media y el Renacimiento, aunque también tuvo lugar en otras partes del mundo. Durante este período, se llevaron a cabo juicios y ejecuciones masivas de personas acusadas de practicar la brujería.

Uno de los episodios más conocidos de caza de brujas fue el que tuvo lugar en la localidad de Logroño, España en 1610, conocido como el Juicio a las Brujas de Zugarramurdi. Durante este juicio, varias personas fueron acusadas de practicar la brujería y fueron ejecutadas.

Otro episodio de caza de brujas significativo ocurrió en Würzburg, Alemania durante la Guerra de los Treinta Años entre 1626 y 1631. Durante este período, se llevaron a cabo juicios masivos contra personas acusadas de brujería, donde más de 1000 personas, incluyendo hombres, mujeres y niños, fueron ejecutadas.

Inquisición Española imagen creada por IA por Imagine Paradise

En el sur de Alemania, entre 1560 y 1670, fueron quemadas 3229 brujas; en Escocia, entre 1590 y 1680, 4400; y en Lorena, más de 2000 entre 1576 y 1606.

En resumen, la caza de brujas fue un fenómeno que tuvo lugar en varias partes de Europa durante la Edad Media y el Renacimiento, donde miles de personas fueron acusadas y ejecutadas por practicar la brujería.

El estimado de muertes en Europa durante la caza de brujas en la Edad Media y el Renacimiento varía según la fuente. Algunos estudiosos estiman que entre 80.000 y 100.000 personas fueron llevadas a juicio por brujería y entre 40,000 y 60,000 personas fueron ejecutadas por acusaciones de brujería entre el siglo XV y el siglo XVII hasta el 80% de las victimas pudiero haber sido mujeres. Otros estudiosos argumentan que la cifra podría ser significativamente mayor, con cifras que superan el millón de muertes. Es importante tener en cuenta que estas cifras son solo estimaciones y que el número real de muertes podría ser diferente debido a la falta de registros precisos de la época.

El Malleus maleficarum

El Malleus Maleficarum, también conocido como “El Martillo de las Brujas”, es un tratado escrito en 1486 por los inquisidores Heinrich Kramer y Jacob Sprenger. El libro se convirtió en una de las principales obras de referencia en el tema de la brujería durante el siglo XVI y fue ampliamente utilizado en la caza de brujas en Europa y América.

El Malleus Maleficarum es una defensa de la existencia de las brujas y una guía para su detección, acusación y condena. Los autores argumentan que las brujas son una amenaza real para la sociedad y el orden divino, y que deben ser eliminadas mediante la tortura y la ejecución. El libro también contiene una serie de consejos prácticos para los inquisidores sobre cómo interrogar a las acusadas, detectar las pruebas de brujería y evitar las trampas que las brujas podrían utilizar para evadir la condena.

El Malleus Maleficarum está dividido en tres partes. La primera parte presenta una argumentación teológica sobre la existencia de las brujas y su relación con el diablo. La segunda parte se centra en la dete

La caza de brujas en América del norte.

La caza de brujas en América del norte fue menos intensa que en Europa debido a la falta de una institución similar a la Inquisición en las colonias americanas. Sin embargo, hubo algunos episodios de acusaciones y ejecuciones de brujas en las primeras colonias de América del Norte, especialmente en las colonias puritanas de Nueva Inglaterra.

La caza de brujas más famosa en América del Norte fue el juicio de Salem en 1692, en el que se acusó a 20 personas y se ejecutó a 19 de ellas por supuestamente practicar la brujería. Aunque estas acusaciones y juicios eran infrecuentes, la creencia en la brujería continuó entre algunas comunidades en América del Norte hasta el siglo 18.

Cotton Mather

Cotton Mather fue un clérigo protestante, intelectual y escritor en el siglo XVIII en Norteamérica, particularmente conocido por su papel en el juicio de las brujas de Salem en 1692. Él fue un defensor vocal de la persecución de las brujas y escribió varios libros sobre el tema, incluyendo “Wonders of the Invisible World” (Maravillas del mundo invisible) y “Memorable Providences Relating to Witchcraft and Possessions” (Providencias memorables relacionadas con la brujería y las posesiones).

El libro “Memorable Providences” fue una de las principales obras en las que se basaron los acusadores durante el juicio de Salem, y Mather también actuó como testigo en varios de los juicios. Aunque algunas personas consideran que Mather fue un fanático que apoyó el juicio injusto y las ejecuciones, otros argumentan que simplemente creía en la existencia de la brujería y que estaba tratando de proteger a su comunidad de lo que consideraba una amenaza real.

Aquelarres.

Un aquelarre es una reunión de brujas o hechiceros, según la creencia popular de la época medieval y moderna en Europa. La palabra aquelarre proviene del idioma vasco, y significa “reunión de lobos”. La idea era que las brujas se reunían en un lugar secreto para practicar su magia y adorar al diablo.

Se creía que los aquelarres se llevaban a cabo en la noche, generalmente en algún lugar aislado, como un bosque o un campo. Se decía que las brujas llegaban volando montadas en escobas o en animales, y que una vez en el lugar, se dedicaban a bailar, comer y beber, y a realizar rituales mágicos. El diablo, o alguna otra figura demoníaca, se consideraba que era el líder de la reunión y que asistía a la misma en forma de animal o como una columna de humo.

La idea del aquelarre se popularizó en Europa durante el Renacimiento y se convirtió en un tema recurrente en la literatura y el arte de la época. Sin embargo, la creencia en los aquelarres fue ampliamente condenada por la Iglesia Católica, ya que se consideraba que estas reuniones eran una práctica satánica y una amenaza para la moral y la religión cristiana.

En el siglo XV y XVI, con el aumento de las acusaciones de brujería en Europa, el aquelarre se convirtió en una de las principales pruebas presentadas en los juicios de brujería. Los jueces y los inquisidores a menudo interrogaban a las acusadas sobre su presunta participación en aquelarres, y las confesiones obtenidas bajo tortura se utilizaban como pruebas en los juicios. Como resultado, muchas personas fueron condenadas y ejecutadas por su supuesta participación en aquelarres.

Brujería en el siglo XXI

La brujería en el siglo XXI sigue siendo un tema polémico. Aunque en muchos países se han abandonado las persecuciones y quemas de bruja. En algunas regiones del mundo la creencia en la brujería todavía se mantiene. En África, América Latina y Asia, las personas acusadas de brujería a menudo son víctimas de violencia, discriminación y exilio.

En algunos países, las creencias en la brujería están estrechamente ligadas a la pobreza y a la marginación social. A menudo, las personas acusadas de brujería son personas mayores, solas o pobres, que no tienen una familia o una red de apoyo. En algunas regiones, las acusaciones de brujería son utilizadas como una excusa para despojar a las personas de sus tierras o para evitar el pago de deudas.

En el siglo XXI, también hay un creciente número de personas que practican la brujería o el paganismo como una forma de espiritualidad o religión.

El siglo XXI también trajo el resurgimiento de interés en la brujería y en las prácticas mágicas relacionadas. Uno de los movimientos más populares es el de las brujas modernas, quienes se basan en las tradiciones paganas y en las creencias y prácticas de las brujas del pasado, pero las adaptan a los tiempos actuales. Muchas de estas brujas modernas se basan en la naturaleza y en el feminismo, y se enfocan en la curación y en la conexión espiritual con la Madre Tierra.

Las mujeres Wicca, también conocidas como brujas wicca, son un grupo de mujeres que practican el wicca, una religión neopagana. El Wicca se basa en las antiguas tradiciones paganas y en la naturaleza, y se centra en la veneración de la Diosa y el Dios. Muchas mujeres wicca practican la brujería y utilizan la magia en sus rituales y ceremonias. A menudo se centran en la curación, la meditación y la conexión espiritual con la naturaleza. Aunque el Wicca es una religión independiente, muchas de las creencias y prácticas de las mujeres wicca son similares a las de las brujas modernas.

Este tipo de religiones neopaganas por lo general tienen pocos adeptos que nacieron dentro de la práctica de la religión y por el contrario la mayoría de sus seguidores se acercan a ellas como una manera de lograr conexiones espirituales y favores de fuerzas sobrenaturales a la vez que manifiestan su despego al estatus quo y las tradiciones occidentales inevitablemente marcadas por la narrativa judeocristiana.

Muchos de estos nuevos circulos de brujas están marcados por el secretismo y la liberación de sus enseñanzas solamente a los iniciados que han mostrado fidelidad y apego a las normas y ética de la religión. Como instituciones no se encuentran centralizadas y es común que sean liderados por miembros mayores o que hayan alcanzado un alto rango.

El internet y las redes sociales han popularizado la existencia de estos grupos y les ha permitido compartir mejor sus experiencias, rituales y enseñanzas.

Las brujas forman parte de los arquetipos del hombre. Su existencia se independietemente de la veracidad de sus aseveraciones se encuentra entrelazada a con la del ser humano,

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